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miércoles, 21 de septiembre de 2011

De Curitas (El reto)

Tres ministros de la iglesia, un Sacerdote, un Pastor y un Rabino, estaban tomando cursos avanzados de Religión en la universidad.


Discutiendo un día con los profesores, éstos opinaron que catequizar a una persona no era ningún problema, sin embargo catequizar a un animal salvaje sería toda una proeza.


Así acordaron internarse en el bosque y catequizar un oso pardo


Luego de una semana los tres volvieron y se reunieron a comentar sus aventuras.


El Sacerdote, quien tenía un brazo entablillado, usaba muletas y tenía vendajes en todo el cuerpo empezó diciendo:



  • Me interné en el bosque y encontré un oso pardo, empecé a leerle pasajes de la Biblia pero no le interesaba y empezó a darme de golpes, rodé por el suelo, saqué el agua bendita y se la arrojé. Inmediatamente se calmó como un manso corderito y el Obispo viene la próxima semana para darle la Primera Comunión.

El pastor, quien estaba en una silla de ruedas con un brazo y ambas piernas enyesadas y con un tubo intravenoso, dijo;

  • Bueno, hermanos, ustedes saben que nosotros no usamos Agua Bendita así al encontrarme con el oso empecé a hablarle de la Palabra del Señor, pero el oso no se interesaba y vino a atacarme, peleamos, rodamos por el suelo y finalmente en un descuido lo Bauticé y se calmó y pasamos el día dando gracias al Señor. ¡Aleluya!



Se quedaron ambos mirando al Rabino quien estaba en la cama de Cuidados Intensivos del hospital local, todas sus extremidades rotas y con inyección intravenosas y monitor cardíaco.



  • La verdad, dijo el Rabino, que recordando mi enfoque inicial creo que ¡Empezar con la circuncisión no fué una buena idea!

Gracias a Julio