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viernes, 30 de diciembre de 2011

De Espías (Huyendo de la KGB)


Un espía huye de la KGB rusa está a punto de ser capturado, cuando se tropieza con una monja a la que le pide que lo esconda bajo el hábito.

Cuando los agentes de la KGB se cruzan con la monja, le preguntan si ha visto a un hombre sospechoso que huye.

La religiosa les informa de que no ha visto a nadie, y los agentes siguen su camino.

Cuando el peligro ha pasado, el espía sale de debajo del hábito de la monja y dice:

  • Gracias, hermana, por haberme salvado de ser capturado por la KGB


  • Lo he hecho con mucho gusto contesta la monja.

  • Si me lo permite, tengo que decirle, hermana, que usted tiene unas piernas muy hermosas. ¿Notó usted el leve besito que le di en las pantorrillas?

  • Pues claro que sí.

  • ¿Y sintió usted después mis besos fogosos en sus rodillas?

  • Por supuesto.

  • ¿Imagino que notaría también cuando fui subiendo y le pasé mi lengua por los muslos?


  • ¡Ay! Sí que lo noté, sí.

  • ¿Y qué hubiera sucedido, hermana, si yo hubiera seguido subiendo y subiendo con mi lengua?

  • Pues que me hubieras lamido los huevos. ¿O es que te crees que eres el único espía de por aquí?