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lunes, 20 de agosto de 2012

De Curitas (El ermitaño)


El Obispo de una remota región recibe el encargo de ir a visitar a un cura ermitaño que vivía aislado del mundo un la parte más inóspita de la región.

Después de cabalgar varios días y luego caminar durante una semana llega a la inóspita región.

El cura local daba el aspecto de un cavernícola, con la barba crecida de muchos meses, al hábito raído y viviendo en una cabaña de paja.


  • ¡Padre Francisco! Exclama el Obispo al verlo, ¡Su Fé no tiene límites! ¿Cómo hace para vivir en aislamiento tantos años?

  • ¡Ah Monseñor, acá pues con mi soledad y mi rosario me paso los días!

  • ¡Es increible su fuerza Padre Francisco! ¿No tendría un poco de agua que estoy muy sediento?

  • Le puedo ofrecer un café y pastelitos

  • ¡Si claro, me sorprende Padre!

Y el curita ermitaño grita

  • ¡Soledad! ¡Rosario! ¡Sírvanle un café y pastelitos al Obispo!