Rigoberto, un empleado público es transferido a una nueva sección, le asignan un espacio, un escritorio viejo y una silla usada.
Mientras esperaba que le indiquen el trabajo que debería realizar se pone a curiosear en los cajones del viejo escritorio.
Al fondo del último cajón encuentra unos trapos sucios, los saca para botarlos y cuál sería su sorpresa al encontrar entre ellos una lámpara dorada, muy antigua y sucia, decide limpiarla y la frota con los trapos que la cubrían cuando en eso ¡Pooof! aparece un genio.
- Amo, dice el genio, me has liberado después de dos mil años encerrado así que te concederé tres deseos
El empleado público no cabía en su alegría y se pone a pensar cuidadosamente sus tres deseos
- Deseo estar en una isla paradisiaca, con hermosas playas, peces en abundancia, árboles frutales de todo tipo y atardeceres románticos...y ¡Pooof! aparece en la isla soñada
- Mi segundo deseo es tener a las siete mujeres más hermosas del mundo y que estén perdidamente enamoradas de mí...y ¡Pooof! aparecen las siete mujeres pedidas
- Y mi tercer deseo es no tener que hacer nada nunca más y ¡Pooof! ¡Aparece de nuevo en su escritorio!