Estaban varios viejitos en una celebración.
Uno de ellos, se levanta y anuncia: "Cuando me muera quiero donar mis ojos".
Otro se levanta y dice: "Cuando me muera quiero donar mi hígado".
Todo el mundo empieza a decir lo que va a donar cuando se muera, y ya solamente queda por hablar un nonagenario. Se levanta y muy serio declara:
"Cuando yo me muera voy a donar mi pene".
Todos los presentes exclaman:
"¡Qué generosidad, qué maravilla, nunca alguien se había ofrecido para donar eso!"
Todos gritaron:
"¡Viva el buen señor que va a donar su pene!"
Con el fin de felicitarlo, todos empiezan a gritar:
"¡Qué se pare!... ¡Qué se pare!"... ¡Qué se pare!
Y el viejito dice: "¡Joder, si se para... no lo dono!
Gracias a Julio