Pepito vivía en una granja y un día al regresar de la escuela vio que su papá estaba matando unas gallinas en el patio trasero. Intrigado por las gallinas colgadas con las patas al aire, le preguntó a su papá:
“Papá, ¿por qué las gallinas están colgadas con
las patas en el aire?”.
Al papá se le ocurrió responderle: “hijo, es para que Dios pueda bajar de las nubes y levantar a las gallinas más fácil hasta el cielo”.
“Vaya papá, eso es genial”, dijo Pepito.
Unos días más tarde, cuando su papá regresó a casa después de hacer unas compras en el pueblo, Pepito salió corriendo para encontrarse con él y le gritó:
“¡Papá, papá, hoy casi perdemos a mamá!”
“¿Por qué dices eso Pepito?” le preguntó su papá.
“Bueno, papá, hoy llegué a casa de la escuela y subí a tu habitación y mamá estaba boca arriba con las piernas en el aire como las gallinas gritando: ”Ay Dios mío, Dios mío “.
Si no hubiera sido por el vecino Juan que estaba abrazándola,
¡La habríamos perdido!