La Madre Superiora se despierta y
piensa: ¡Qué noche más hermosa he pasado! Hoy no voy a
maltratar a las pobres monjitas, más bien las voy a tratar bien.
Se levanta y comienza a recorrer las celdas:
- Buen día Sor Josefa, la veo muy bien esta mañana y también el sweater que está tejiendo
- Gracias, Madre, usted también se ve muy bien, pero parece que se ha bajado por el lado equivocado de la cama
- Buen día Sor María, qué bien se le ve hoy, y qué bonito está quedando ese bordado
- Gracias, Madre, usted también se ve bien, pero parece que se ha bajado por el lado equivocado de la cama
- Buen día Sor Leonor, sea sincera... ¿Me veo como si me hubiera bajado por el lado equivocado de la cama?
- Si, Madre...
- ¿Y qué le hace pensar eso?
- ¡Es que lleva puestas las sandalias del padre Emilio!