Un Domingo durante la misa el Sacerdote debía hacer la homilía después del Evangelio, todos los feligreses estaban de pié.
Toma unas hojas con lo que debía decir y empieza:
- Queridos hermanos, "siete mil monos"...
- Perdón, dice el curita, se pone los anteojos para leer mejor, "queridos hermanos, setecientos monos"
La gente empieza a murmurar y a impacientarse
- Perdón, dice otra vez el curita y acerca más la hoja de papel, "mil disculpas, queridos hermanos, setenta monos"
Eso ya era un escándalo, el Obispo ya entraba a la Iglesia y el curita asustado se ajusta más los anteojos
- Oh, perdón, "Queridos hermanos, sentémonos!"