Estaba un turista visitando Nueva York y paseaba por la famosa Quinta Avenida.
En eso divisa en la esquina un grupo de gente haciendo mucho ruido, con curiosidad se acerca y ve que hay un indio sioux sentado en la vereda y la gente formaba cola, se acercaban y le tiraban un billete de 1 dólar.
- ¿Que ocurre? Le pregunta a uno.
- Este indio tiene una memoria formidable y por 1 dólar usted le puede preguntar lo que desee.
- ¿Así? Y se mete en la fila.
Le toca el turno, se encuentra parado frente al indio sin saber que preguntar -¿Qué preguntare? Se preguntaba el mismo – no se historia de este país ni de los indios.
La multitud gritaba:
- Apúrese oiga, no tenemos todo el día ¿Qué se ha creído? ¿Qué el indio es suyo?
Sin saber que preguntar y ante la presión del público, le arroja el billete:
- ¿Qué tomaste en el desayuno el primero se enero de 1900?
- ¡Huevos! – responde el indio y la gente saca al turista.
- ¡Que manera tan tonta de perder un dólar! Se recrimina el mismo, - debí haber pensado que preguntar.
Pasa el tiempo, regresa a su país y después de 25 años vuelve a Nueva York. Estaba de compras por la Quinta Avenida y se encuentra con la multitud y el indio nuevamente, claro que 25 años más viejo.
- ¡Esta vez no me agarran con el mismo cuento! Y se pone en fila, pero ahora costaba 5 dólares.
Le pregunta al indio:
- ¿Como? Y el indio responde
- ¡Fritos!