Uno de los pasajeros, muy creyente, grita:
¡San Francisco, San Francisco, Sálvame!
Una mano invisible detiene su caída y se escucha una voz en el cielo:
- ¿San Francisco Solano o San Francisco de Asis?
- hmm...¡San Francisco Solano! grita desesperado el pasajero
- ¡Te jodiste!, yo soy San Francisco de Asis y ¡zas! lo tira al vacío