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domingo, 12 de diciembre de 2010

De Terror (El auto fantasma)

Esto sucedió hace poco y aunque parece arrancado de las páginas de cualquier historia de Alfred Hitchcock
El lugar: Carretera Puerto Cortes a San Pedro Sula
Hora: 12:00 PM (Media noche)
Fecha: Viernes 13 de abril 2010
Un hombre llamado Byron Chacón, estaba parado a la orilla de la carretera en medio de una oscura y tenebrosa noche pidiendo un aventón, a la vez que estaba cayendo una tremenda tormenta. 

Pasó un tiempo pero nadie paraba. 

La tormenta era tan fuerte que apenas si se alcanzaba a ver a unos 3 metros de distancia. 

De repente vio como  un extraño carro se acercaba lentamente y al final se detuvo.  
El señor, sin dudarlo por lo precario de su situación, se subió al carro y cerró la puerta.   
Volteó y se dio cuenta con asombro y horror de que nadie iba manejando el carro.   
El miedo lo tenía petrificado.   
El carro arrancó suavemente, muy, pero muy lentamente.   
El tipo miró hacia la carretera y vio con terror que adelante había una curva.    
Asustado, sin atreverse a saltar, comenzó a rezar e implorar por su salvación, al advertir su trágico destino.   
El tipo no había terminado de salir de su espanto, cuando justo antes de llegar a la curva, entró una mano tenebrosa por la ventana del conductor y movió el volante lentamente pero con firmeza.   
Byron se aferró con todas sus fuerzas al asiento, e inmóvil e impotente vio como sucedía lo mismo en cada curva del tenebroso y horrible camino, mientras la tormenta aumentaba su fuerza.
El tipo, sacando fuerzas de donde ya no quedaban, se lanzó del carro y se fue corriendo hasta el cruce a Choloma, que era el lugar habitado más cercano.
Deambulando, todo empapado, se dirigió a una cantina que se percibía a lo lejos.  Entró a ella y pidió dos "Aguardientes" y temblando aún, les empezó a contar a todos la horrible experiencia que acababa de presenciar...
Se hizo un silencio absoluto ante el asombro de todos los presentes y el miedo y el terror asomaron por todos los rincones del lugar.   
Como a la media hora llegaron dos negros todos mojados y uno le dijo al otro, en tono molesto: 

Mira primo, allá esta el hijueputa que se subió al carro cuando lo veníamos empujando"...

Gracias a Clirtza