El sueño de Alberto fue siempre ser actor de teatro pero por más estudios y diplomes que ostentaba no conseguía papel alguno en una obra teatral.
Un día, el director del teatro del pueblo lo llama:
- Alberto, dice el director, uno de los actores enfermó y no tengo reemplazo para la obra de la próxima semana, es una escena muy corta ¿le interesaría? Podría ser el inicio de su carrera.
- Si, por supuesto, responde Alberto
- Bueno, se trata de lo siguiente: Usted ingresa a la escena – continúa el director – y ve en el piso a una joven muerta y exclama “OH UN CADAVER” y acto seguido sale de la escena, ¿Qué le parece?
- ¡Formidable! Lo tomo –respondió Alberto
Durante toda la semana siguiente estuvo ensayando en casa con su esposa; ella se acostaba en el piso, el abría la puerta de la habitación y gritaba “OH, UN CADAVER” – y esto se repetía cada media hora.
Llega el día de la presentación de la obra teatral, Alberto esta detrás del escenario esperando su turno, le sudan las manos, le tiembla la voz, le flaquean las piernas..en eso –
¡Alberto, su turno!
Entra Alberto al escenario, las luces brillantes, el teatro lleno de bote a bote, el público rugiendo y al ver el cuerpo ensangrentado de una joven que yace muerta exclama:
¡AY MIERDA, UN MUERTO!