La esposa de José decidió tomar lecciones de canto para formar parte del coro de la Iglesia.
De vez en cuando ella practicaba sus canto en la casa mientras preparaba la cena.
Sin embargo cada vez que ella empezaba a cantar, José salía a la terraza a sentarse.
La esposa, con tono ofendido preguntó
- ¿Qué pasa José, tanto te disgusta mi canto que cada vez que empiezo una canción te sales a la terraza?
- No mi amor, me encanta tu voz, simplemente quiero estar seguro que los vecinos no piensen que ¡Te estoy dando una paliza!