Una señora que estaba pasada de peso, al sentarse en la taza del inodoro, se quedó atorada y desesperada llama a su marido:
- ¡Paco, Pacooooooo...ayúdame por favor, ayúdameee!
- Pero mi gordita, ¿qué te pasó?
- Desgraciado, dejaste la tapa del inodoro levantada y cuando me senté me fui hasta el fondo y me he quedado atorada.
- Tendré que llamar al plomero.
- Sí, pero ahora por tu culpa el plomero me va a ver toda desnuda. ¡Dame algo con que taparme!
- Agarra este sombrero mejicano y póntelo entre las piernas.
La gorda se puso el sombrero entre las piernas cubriendo sus partes nobles.
Cuando el plomero entró al baño, después de estudiar la situación detenidamente, rascándose la cabeza dijo:
Pues...a la gorda sí la puedo sacar, ¡¡Pero al mejicano está muy jodido!!.
