Un joven ventrílocuo se ganaba la vida haciendo presentaciones en clubes en los Estados Unidos.
Una noche sale al escenario, se sienta con su muñeco en una de sus rodillas y empieza el espectáculo.
Para empezar cuenta historias de rubias tontas y la gente lo aplaudía constantemente.
A los quince minutos una rubia en la cuarta fila se pone de pié y empieza a gritar...
- Esto es el colmo, ya estoy harta de tus chistes estúpidos sobre rubias tontas. ¿Qué te hace pensar que el color del pelo de una persona pueda influir en su inteligencia? ¿Quién te da derecho de hablar así de nosotras? ¡Por gente como tú, mujeres como yo son tratadas mal continuamente, negándonos oportunidades en el mundo del trabajo y de los negocios! ¡Tú y tus chistes nos discriminan a las rubias y todo por una carcajada!
El ventrílocuo se siente avergonzado por su actitud y empieza a pedir disculpas.
- ¡No te hablo a ti! dice la rubia, ¡Le hablo al idiota ese sentado en tu rodilla!
