Dos maricas se detienen a la orilla de la carretera y uno de ellos se mete entre los arbustos con el fin de evacuar de emergencia.
Después de un rato, el maricón regresa todo pálido y afligido.
Después de un rato, el maricón regresa todo pálido y afligido.
- ¿Pero qué te pasó? le pregunta alarmado su compañero.
- ¡Ay hija, aborté!, responde compungido el afeminado.
- ¡Tontita, no me espantes! ¡Nosotras no abortamos!
- Sí, ven, acompáñame. ¡Mira sus manitas, mira sus ojitos...!
- ¡Estúpida! ¡ Cagaste encima de un sapo!