Estando de visita donde un amigo que tenia 1000 ovejas, llego el atardecer.
Vamos, acompáñame que voy a guardar mi rebaño, dijo mi amigo.
Abrió la puerta del corral y en cuestión de pocos minutos las ovejas entraron corriendo; yo note que mi amigo miraba atentamente la puerta de entrada del corral.
Al terminar de entrar las ovejas me dijo, se han quedado tres ovejas fuera, vamos a buscarlas, y efectivamente, tres ovejas se habían quedado pastando.
Me quedé sorprendido de cómo se podría haber dado cuenta que faltaban tres ovejas sobre todo si puerta era de 10 meros de ancho y las mil ovejas entraban en muy corto tiempo.
Al día siguiente se repitió el caso con cinco ovejas y el tercer día con cuatro ovejas. No pude más y le pregunte:
- No me digas que cuentas las ovejas mientras entran.
- No, replicó, eso es muy difícil; ¡Cuento las patas y luego las divido por cuatro!