Llega una señora a conversar con el cura párroco:
- Padre, tengo un problema
- Dime, ¿Cuál es tu problema, hija?
- Fíjese padre que tengo dos loritas, bonitas, pero lo único que saben decir es:Hola somos prostitutas, ¿Quieres divertirte un rato?
- Eso está muy mal hija, pero le propongo algo: Yo tengo un par de pericos a los que he enseñado a rezar; tráigame sus loritas, las ponemos en la misma jaula con mis pericos y ellos les enseñarán bien, y así se les quitará lo mal habladas.
Al llegar con las loritas ve que los pericos del Padre están en su jaula concentrados rezando el rosario.
Meten a las loritas a la jaula y fieles a su costumbre estas dicen: Hola somos prostitutas. ¿Quieres divertirte un rato?
Y uno de los pericos le dice al otro:
- Hermano, guardemos los rosarios y cerremos los libros... nuestras oraciones han sido escuchadas: ¡LLEGARON LAS PUTAS!