Un buen día murió Jacobo.
Su voluntad fue dejar 40.000 dólares para un buen entierro y una piedra conmemorativa.
Luego que se fueron los últimos acompañantes, la viuda Sara se acercó a una de sus más queridas amigas y le dijo:
- Estoy segura de que Jacobo estará muy feliz
- Sí, tienes razón, le contesta la amiga, pero cuánto costó realmente?
- $40.000 le dijo Sara
- Todo estuvo muy bien, pero $40.000 me parece caro
- Mira, dice Sara, 1.500 dólares para el funeral, 500 para la sinagoga, 500 para los bocadillos y la bebida y los otros 37.500 para la piedra conmemorativa
- ¿37.500 dólares una piedra? ¿pero de qué tamaño es?"
Gracias a Julio