En la sala principal de la Corte el asistente llama al siguiente acusado
¡Doña Gumercinda Pajares, al estrado!
Entra caminando una ancianita con aspecto de bondad y una sonrisa en el rostro.
- Doña Gumercinda, dice el Juez, se le acusa de haber matado a sangre fría, de un balazo en la frente, a un joven del pueblo. ¿Qué tiene que decir en su defensa?
- Nada señor Juez
- ¿Se declara usted inocente o culpable?
- Si es por haberle disparado...culpable señor Juez
- ¿Qué edad tiene usted?
- 83 años señor Juez
- Por favor relate, en sus propias, palabras lo ocurrido
- Pues verá, yo estaba sentada en el porche de mi casa disfrutando de la brisa vespertina cuando se acercó a mi ése joven y se sentó a mi lado
- ¿Usted lo conocía?
- No señor Juez
- ¿Y porqué le permitió sentarse a su lado?
- Es que se veía tan simpático y amable
- ¿Qué ocurrió después?
- Empezó a acariciarme las piernas..
- ¿Y usted permitió que lo hiciera?
- Si señor Juez, es que hacía tanto tiempo que nadie hacía eso, ¡me hizo sentir muy emocionada!
- Continúe por favor señora
- Luego metió sus manos entre mi blusa y empezó a cariciar mis senos
- ¿Y usted permitió que lo hiciera?
- Si señor Juez, empecé a sentir que volvía a vivir, mi corazón latía con fuerza, un calor me innundaba totalmente, mi respiración se volvió agitada y entrecortada...y no aguanté más y le dije "Tómame, soy tuya, hazme el amor!
- ¿Y que pasó luego?
- El gritó ¡Feliz día de los inocentes! Y fué allí que le disparé a ese ¡hijo de puta!