Se acerca al partidor para ver de cerca a ver si observaba algo inusual en los caballos que le diera una indicación de quien podría ganar.
En eso se da cuenta de que un sacerdote se acerca al caballo número 9 y le hace la señal de la cruz en la frente y el judío se queda perplejo. Llega la hora de la carrera y el ganador es ¡El caballo número 9!
Sin poder dar crédito a lo que vió se acerca al partidor en la siguiente carrera y el curita hace la señal de la cruz al caballo 17
Como era de esperarse el ganador fue ¡El caballo 17!
Y lo mismo sucede en las siguientes tres carreras, el judío piensa que encontró la fórmula para ganar mucho dinero, va a un cajero automático y saca todos sus ahorros, corre hacia el partidor y allí estaba el curita haciendo lo mismo en la frente del caballo número 14.
El judío corre hacia la ventanilla más próxima, mira que la oportunidad de ganar del caballo 14 eran 1 en 100 y feliz apuesta todo su dinero a ese caballo.
Empieza la carrera y el caballo 14 dá dos pasos y ¡Cae muerto!
Furioso va a increpar al sacerdote y este le pregunta:
- ¿Eres Cristiano?
- No, soy judío, pero ¿Qué tiene que ver esto?
- Es que si fueras Cristiano habrías notado la diferencia entre dar una bendición y dar los ¡Últimos Sacramentos!