Un acaudalado hombre de negocios va a confesarse.
Se arrodilla en el confesionario y le confiesa al cura:
- Padre, "Casi" tuve una aventura con otra mujer ".
- ¿Cómo está eso de "casi"?
- Bueno, nos desvestimos y nos frotamos, pero yo detuve súbitamente la cosa.
- Mira hijo, dice el cura, frotarse desnudos es lo mismo que meterlo, así que no volverás a ver a esa mujer, reza cinco Ave Marías y deposita mil pesos en la cajita de limosnas.
El tipo sale, reza sus oraciones y va hacia la cajita.
Se queda ahí unos
segundos y luego comienza a irse cuando el cura, que lo estaba observando, lo
detiene:
- A ver, un momentito. Ya te vi, mentecato. ¡No depositaste ingún dinero en la cajita!.
- Bueno...frote, froté y froté el billete, y como usted me dijo que frotarlo era lo mismo que meterlo, pues ya está ahí el dinero..."