Un campesino monta en su caballo y visita a su vecino más cercano.
Al llegar a la finca se aproxima a la vivienda y golpea la puerta.
Abre el hijo menor del vecino, quien tiene 9 años de edad y es muy despierto.
El vecino le pregunta al muchacho por su padre y este le responde que ha ido al pueblo.
Entonces le pregunta por su mamá y la respuesta es que acompañó a su padre.
Acto seguido le pregunta por su hermano mayor, quien se llama Ernesto y tiene 17 años.
El niño le responde que Ernesto también ha ido con sus padres.
- Yo estoy solo aquí. dice el muchacho, pero quizás pueda servirlo. Sé donde están los aperos y las herramientas, así que si desea tomar algo prestado dígame y si tiene algún recado para mi papá me lo puede decir a mí también.
El campesino se queda silencioso por unos momentos, evidentemente nervioso y dudando de hablar con el muchacho. Al cabo de un rato dice:
- Mi problema es que tu hermano Ernesto preñó a mi hija menor y...
Entonces el niño lo interrumpe:
- Para eso sí va a tener que hablar con papá. Yo sé que el cobra $100.00 por el toro y $50.00 por el puerco, pero ¡No tengo idea de lo que cobra por Ernesto!