Esta es la historia de un borracho que iba con su perra, y al ver un bar decide atarla a un árbol para entrar a beber algo más.
Minutos después, un policía que pasaba por el lugar vio a varios perros alrededor de la perrita , persiguiéndola como queriendo montarla.
El policía entra al bar y pregunta:
- ¿De quién es la perra blanca con negro del árbol?
- ¡Es mía! Contesta el borracho
El policía replica:
- Su perra está en celo.
- ¡No puede ser, si yo no le he dado motivos!, contesta el borracho.
- No, señor, quiero decir que su perra está alzada.
- ¡Pero no puede ser, si yo la dejé en el piso!
- Señor, lo que le digo es que su perra está caliente.
Y el borracho dice:
- Pero si yo la dejé en la sombra…
El policía, perdiendo la paciencia, le grita:
- ¡Que su perra quiere tener relaciones sexuales!
Y el borracho le contesta:
Pues ándale, hijo… ¡yo siempre quise tener un perrito policía!.