Para esto tenía que recorrer 20 kilómetros en el auto de la congregación.
Una mañana, a mitad de camino se quedó sin combustible pero para su suerte había una gasolinera a 200 metros.
Se dirigió a ella con el propósito de conseguir un recipiente y llenarlo con gasolina.
- Buenos días Don Samuel
- Buenos días madre, ¿En qué puedo servirla?
- El auto se quedó sin combustible aquí cerca, ¿Podría alquilar su recipiente para llevar gasolina a mi auto?
- ¡Caramba, cuánto lo lamento madre, el recipiente se lo acaba de llevar un señor que se quedó sin gasolina! Pero no se preocupe, debe regresar en media hora.
La monjita esperó pacientemente pero no regresaba el hombre con el recipiente así que decidió ir al auto y buscar algo que le sirviera.
Después de buscar por todos lados lo único que encontró era una de las bacinicas que llevaba para los pacientes del hospicio.
La llevó a la gasolinera, compró gasolina, regresó al auto y comenzó a verterla en el tanque.
Dos Rabinos que pasaban por ahí cerca se detuvieron con curiosidad.
- ¡Mira Jacob! dijo uno de ellos, ¡esa monja está poniendo orines en el tanque de combustible!
- Moisés, dijo el otro, si el auto arranca, ¡Me convierto al Catolicismo!