Un
hombre y una mujer están cenando en un restaurante de primera, tomados de la
mano y mirándose románticamente.
De
pronto, la moza que se les acercaba con otra rueda de licor ve que la mujer se
desliza de la silla hasta desaparecerse debajo de la mesa, mientras el hombre
miraba hacia la puerta del restaurante.
La
moza, luego de dejar el vino sobre la mesa, se da cuenta de que el hombre
seguía mirando hacia la puerta insistentemente, ante lo cual regresa a la mesa
y le dice:
- Disculpe, caballero, creo que su esposa se acaba de caer de la silla.
A
lo que el hombre le contesta:
No, carajo, no se ha caído, ¡¡Está entrando al
restaurante!!