Un hombre sufre un accidente automovilístico muy serio, llegan las ambulancias y lo encuentran consciente pero en muy mal estado.
Tras evaluar su situación crítica deciden llevarlo a un hospital público que está a solo 100 metros.
El hombre grita:
- ¡NO, no, llévenme a la clínica Rosarito que es la mejor!
- Pero señor, dicen los paramédicos, la clínica está a 30 minutos de aquí y podría no llegar con vida.
- ¡NO, yo asumo la responsabilidad, llévenme allá!
Luego de 30 largos minutos llegan a la clínica y el equipo de emergencia está en la puerta esperándole.
Lo trasladan de inmediato a la sala de operaciones y llaman al médico de guardia
- ¡No, no, yo quiero que me atienda el mejor cirujano!
- Pero señor, el mejor cirujano no está de guardia y tardaría media hora en llegar.
- ¡No importa, yo soy el mayor accionista de la clínica y exijo que llamen al mejor cirujano!
Finalmente llega el mejor cirujano y para sorpresa de todos era el hijo del accidentado. . .
- Señor, los reglamentos de la clínica no permiten que el cirujano atienda a un familiar
- ¡Al diablo con los reglamentos, yo los cambio mañana!
- Papá, dice el cirujano, la razón es porque yo podría ponerme nervioso y todo podría salir mal. . .
- Hijo, toma las cosas con calma todo saldrá bien
- Pero papá. . .
- Mira hijo, ten en cuenta que si algo sale mal. . .
- ¡Si ya sé, no podría sobrellevar la culpa!
- No, ¡Tu mamá se iría a vivir contigo!